Índice
Portal
Buscar
Conectarse
por Mario Santiago Carvajal Miér Ago 26, 2009 12:02 amAnimalismo
Fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra.
Pater Noster
Corazones de la edad media
naufragando a la deriva de las camionetas,
la jungla derriba en cortezas al escaparate
para germinar en las flores imaginadas por el monóxido.
Esta noche mis ratoneras rodean una monosílaba,
mañana todo será la ceniza de otra palabra
que no me recuerde tu nombre.
Al extraviarse en algún indefinido apetito de langosta,
las arenas asombradas por el perfume fósil
huyen de las gasolineras, de los cinturones sodomitas,
para que la marea se suba a los triciclos de la luna.
Al arrancarse la piel hay que mirar a los hambrientos
estrangulados por un diafragma de pollo,
o simplemente arrugar los retrovisores
para tatuar la imaginación en la bilis del asfalto.
Y de repente el amor, y tú, y las horas
que nos golpean el occipital para despertarnos de la realidad,
serán las únicas verdades del sentido.
Al atardecer cerraré las persianas
para disimular este costado atropellado por las estrías,
o rellenar una almohada con entristecidos esqueletos de luciérnaga.
Y de nuevo el dolor, y tú, y la medianoche convertida en escapulario,
de amarillos en este acento disfrazado de lágrima,
de esta infinita soledad de los hoteles imaginarios,
de la ciudad atrincherada frente a la amenaza
del musgo, derribada por los meteoros,
con sus esquinas amarradas al silencio
de otra galaxia, de sus vegetales
secándose sobre los estribos de las linternas.
Corazones de la edad media, y los colores de la muerte
enmarcando la sonrisa de un niño tan diminuto como el alba,
sólo persistes tú, y la mirada de los avestruces
que aún sueñan con nuestra fractura y sus carrozas,
pero sólo me habita tu presencia acaramelada en un guiño de semáforo,
tan tierna como un ovillo de satélite.
Mario Santiago Carvajal
Tomado de El evangelio de la discoteca
Fiat voluntas tua, sicut in caelo, et in terra.
Pater Noster
Corazones de la edad media
naufragando a la deriva de las camionetas,
la jungla derriba en cortezas al escaparate
para germinar en las flores imaginadas por el monóxido.
Esta noche mis ratoneras rodean una monosílaba,
mañana todo será la ceniza de otra palabra
que no me recuerde tu nombre.
Al extraviarse en algún indefinido apetito de langosta,
las arenas asombradas por el perfume fósil
huyen de las gasolineras, de los cinturones sodomitas,
para que la marea se suba a los triciclos de la luna.
Al arrancarse la piel hay que mirar a los hambrientos
estrangulados por un diafragma de pollo,
o simplemente arrugar los retrovisores
para tatuar la imaginación en la bilis del asfalto.
Y de repente el amor, y tú, y las horas
que nos golpean el occipital para despertarnos de la realidad,
serán las únicas verdades del sentido.
Al atardecer cerraré las persianas
para disimular este costado atropellado por las estrías,
o rellenar una almohada con entristecidos esqueletos de luciérnaga.
Y de nuevo el dolor, y tú, y la medianoche convertida en escapulario,
de amarillos en este acento disfrazado de lágrima,
de esta infinita soledad de los hoteles imaginarios,
de la ciudad atrincherada frente a la amenaza
del musgo, derribada por los meteoros,
con sus esquinas amarradas al silencio
de otra galaxia, de sus vegetales
secándose sobre los estribos de las linternas.
Corazones de la edad media, y los colores de la muerte
enmarcando la sonrisa de un niño tan diminuto como el alba,
sólo persistes tú, y la mirada de los avestruces
que aún sueñan con nuestra fractura y sus carrozas,
pero sólo me habita tu presencia acaramelada en un guiño de semáforo,
tan tierna como un ovillo de satélite.
Mario Santiago Carvajal
Tomado de El evangelio de la discoteca
» EL ANSIA:
» POR SI ACASO:
» El circo (Divagaciones en Swanson street)
» Animalismo
» AQUELLOS OJOS VERDES
» ROSA INGRAVIDA:
» Suspiros....tus labios...los míos
» La fascinación de un milagro