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por Carlos Taracido de la Fue Jue Ago 20, 2009 10:29 pmRosa Ingrávida
Las rosas del Caucaso desbaratan pergaminos de sal
allí donde los buitres del pasado
devoran al sol los restos de náufragos de arena
Melodiosa la mano que acaricia el violín
en recuerdos de herrumbre y polvo de museo
Vendrás con tus caricias a florecer campos en mi espalda
despertando las ganas potentes de todas tus auroras
Hay si supieras cuantas noches me bebí la soledad sorbo a sorbo
por aquella condena de no tener tus placeres
Maldigo a la irascible torpeza de los números
que nos condujeron a este cadalso ansiolítico
donde las aspirinas reinan como flores secas
Las fachadas góticas se deshacen helados oscuros
arrasando suavemente el estupor de las Megalópolis
no hay néctar mas dulce en ninguna Galaxia
que el fervor de este aliento pleno de cantaros de luz
ni orquídea mas perfumada, que este hojaldre de luces sensoriales
que vació el molino de sangre sensual
sobre el satén de malva de mi lecho
Cabalgando tu sombra en espejos proyectantes
desmelena el viento los cabellos de la Diosa errática
rompe las farolas en su doctrina de sucursales
Arrasa con pasión las facultades, los pulpitos y se desmelena
en fragmentos de cielo líquido
de monjes y astronautas ingrávidos
vueltos carbón por la aridez del espacio inconmensurable
y estéril
Carlos Taracido tomado de Hidrógeno.
Las rosas del Caucaso desbaratan pergaminos de sal
allí donde los buitres del pasado
devoran al sol los restos de náufragos de arena
Melodiosa la mano que acaricia el violín
en recuerdos de herrumbre y polvo de museo
Vendrás con tus caricias a florecer campos en mi espalda
despertando las ganas potentes de todas tus auroras
Hay si supieras cuantas noches me bebí la soledad sorbo a sorbo
por aquella condena de no tener tus placeres
Maldigo a la irascible torpeza de los números
que nos condujeron a este cadalso ansiolítico
donde las aspirinas reinan como flores secas
Las fachadas góticas se deshacen helados oscuros
arrasando suavemente el estupor de las Megalópolis
no hay néctar mas dulce en ninguna Galaxia
que el fervor de este aliento pleno de cantaros de luz
ni orquídea mas perfumada, que este hojaldre de luces sensoriales
que vació el molino de sangre sensual
sobre el satén de malva de mi lecho
Cabalgando tu sombra en espejos proyectantes
desmelena el viento los cabellos de la Diosa errática
rompe las farolas en su doctrina de sucursales
Arrasa con pasión las facultades, los pulpitos y se desmelena
en fragmentos de cielo líquido
de monjes y astronautas ingrávidos
vueltos carbón por la aridez del espacio inconmensurable
y estéril
Carlos Taracido tomado de Hidrógeno.
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